Si los groupies de la música rock visten camisetas con su banda favorita impresa en la parte delantera, ¿por qué no llevar los amantes de la montaña su cumbre favorita? Esto es lo que debió pensar Juan Maza para crear Ropegun (cuyo significado alude al primero de la cuerda en el argot de escalada). Se trata de una marca que diseña y fabrica camisetas, sudaderas y gorras inspiradas en las montañas más emblemáticas de la sierra de Guadarrama. Picos como La Maliciosa, Peñalara, La Pedriza, Montón de Trigo… ya han sido objeto de la imaginación de Juan, cuyas siluetas y relieves ha transformado en originales ilustraciones inspiradas en la iconografía de los Parques Nacionales de EEUU de los 60 y 70.
La pasión de Juan por las montañas viene desde niño, y eso que nació pegado al mar, en Cádiz, donde vivió hasta que a los 17 se vino a vivir a Madrid, al barrio de Chamberí. «Me influyó mucho un libro que me regaló mi abuelo, una edición de 1956 de K2, la montaña salvaje, fue entonces cuando encontré sentido al montañismo». Una afición que compagina con su profesión de trabajador social en una ONG en el Pozo del Tío Raimundo(Puente de Vallecas), donde coordina proyectos de desarrollo comunitario con familias. «Una trayectoria que me mantiene unido a una forma de entender la acción social, la lucha por la igualdad social y los derechos humanos», explica.
Entonces, ¿cómo surgió la idea de crear una marca de ropa? «Mi madre es modista, he crecido entre telas, dedales, acericos… y supongo que tenía esas raíces del sector textil dentro y necesitaba sacarlas. Mezclé la confección de ropa con mi pasión por las montañas y mi afición por el diseño gráfico. Pensé en reivindicar la montaña desde lo local creando prendas de ropa que movieran y emocionaran a la gente al ver las montañas de su pueblo representadas. En mi caso la sierra de Guadarrama, que fue el primer espacio natural donde empecé a relacionarme con las montañas», asegura.
El 5 de enero de 2018 sacó su primera colección de camisetas y sudaderas con los diseños de La Maliciosa y Peñalara y creó una tienda online. Una de las cosas que tuvo claras desde el principio fue la ética en cuanto a la forma de producir. «Las prendas tenían que ser de calidad y la producción respetar los derechos humanos y laborales. Intento hacer lo posible por promover un consumo sostenible y que genere el menor impacto en el medio ambiente. Trabajo exclusivamente con algodón orgánico, con serigrafía con tinta al agua en un taller de Carabanchel, trato siempre de rodearme de proveedores locales, para generar esa economía circular y de proximidad. Se trata de compartir espacio de trabajo y de relación con empresas, cooperativas o personas que compartan los mismos valores que Ropegun, y hasta ahora está funcionando». Lee AQUÍ el artículo completo