-Venga Jimmy, que te quedas mirando el nido ese de buitre y te vas a otro planeta, vamos, que me pesan más los pies que la mochila y todo este cacharrerío. Una cerveza por favor, o me va a dar algo.
-Por fin, trae anda, ya lo abro yo. Tchssssss…. Salud.
Oye, ¿Tú te acuerdas cual fue la primera vía que escalaste en la Pedriza? La primera, da igual si de primero, de segundo o de lo que fuera. La primera vez que te encaramaste a la pared con una cuerda. Háblame de ella por favor, de esa primera vez y de la vía.
La primera vía que hice en la Pedriza fue el espolón sureste de Peña Sirio (V+). Me acuerdo que no entendimos bien como entrar y acabamos haciendo unos A0 en unas chapas de algo que nos parecía imposible (luego descubriría que entramos mal, por el largo de la vía «Maldita vecindad» 6c). Para mí, esta vía fue una auténtica aventura. Llevaba muy poco tiempo escalando en roca y me acuerdo que sentía aquella pared como si fuera enorme, sentía que había que navegar y gestionar los nervios de lo que fue mi primera vía larga en la Pedriza. Escalé de primero y descubrí los alejes pedriceros, que me impresionaron y a la vez me dieron confianza, veía que era difícil caerse yendo con cuidado.
Lo más llamativo para mí fue tener una vista general de la Pedriza, ver todas las agujas que había y las posibilidades de escalada que se me abrían… solo quería ir a descubrir más y más. Me dieron ganas de conocer toda La Pedriza.
De este relato hacen más de 10 años. Me acuerdo que poco a poco fui descubriendo la existencia de vías muy famosas en el Pájaro, el Hueso, el Yelmo… Leía blogs y me invadía la urgencia de hacerlas todas. Hoy en día he cumplido ese objetivo, el de escalarlas todas, o casi todas. Pero paradójicamente siento que me queda muchísima Pedriza por descubrir. A medida que pasa el tiempo, voy conociendo diferentes modalidades de escalada que me abren un nuevo mundo para explorar y siento que necesitaría una o dos vidas más para conocer con total profundidad este enorme y polifacético laberinto de granito.
-Entiendo. Que envidia más dulce me haces sentir. Bueno, a mi me vale con tus historietas, lo disfruto igual. (Trago, pausa). Está claro que, si lo piensas un poco, viendo todo esto que tenemos ante nosotros, es imposible no oír de la llamada de esas rocas. Cuéntame mas venga ¿Qué tiene la Pedriza que no hayas encontrado en ninguno de los cientos de lugares en los que has escalado?
Sorprendentemente, en La Pedriza es uno de los lugares donde más me puedo abstraer del mundo y sentirme en un lugar remoto. Digo sorprendentemente porque su cercanía a Madrid podría matar todo aquello relacionado con lo salvaje y la aventura. Pero no es así. Encuentro fácilmente la posibilidad de aislarme con un grupo de amigos, pasar unas noches en alguna cueva sin cobertura y disfrutar de unas escaladas auténticamente salvajes, sea por su entorno o por lo extraordinario de las líneas. Aquí tenemos auténticas obras de arte que son capaces de poner al escalador más experimentado contra las cuerdas.
Además, el entorno natural es único: un laberinto con uno de los granitos más antiguos del mundo, erosionado con formas caprichosas, arroyos y cascadas en todas sus canales, una diversidad de fauna y flora brutal, sobre todo en cuanto a aves rapaces. Es territorio del águila real, el lobo ibérico, el águila calzada, halcón peregrino, entre otros grandes depredadores. Y sus rebaños de cabra salvaje también la hacen muy especial, con sus grandes cornamentas, de las que de tanto en tanto escuchamos el estruendo de las peleas y choques entre los machos monteses en época de celo. También he sido sorprendido por zorros, jinetas y comadrejas en el propio pie de vía de sectores a los que solemos ir a escalar con frecuencia. No en muchos lugares tienes esta posibilidad de ver fauna y, en realidad, de sentirte más un visitante que un local. De sentir que, cada vez que haces una aproximación larga, entras a la morada de toda esta fauna, donde los gruesos mantos de musgo hacen ver que nadie ha pasado por allí en años, mientras puedes toparse con hermosos robles o tejos centenarios, que transpiran historia por las grietas de su corteza
En definitiva, La Pedriza es única, por la rareza, diversidad y calidad de sus escaladas, por su entorno natural complejo y agreste; por sus caprichosas formas labradas durante decenas de miles de años; y por la inmensidad de lo que es el batolito granítico más grande de Europa.
-Si, ya nos vamos, pero déjame que te cambie de tema así, radicalmente, sin darte tiempo a reaccionar. Yo, por ejemplo, desde que tengo 13 años (no habías nacido jajajaj), siempre que «inauguro» un lugar donde vivir, me ubico en algún espacio donde voy a poner mi música por primera vez, la tienda por decir algo, instalo de nuevas el equipo y cosas así, lo primero que pincho es Nebraska, de Bruce Springsteen. Yo que sé, cada uno tiene sus cosas y esa es una de las mías . Dime una canción que te ponga los pelos como escarpias, te haga hervir la sangre y te invite a seguir creyendo en la raza humana (es decir, por la que merece la pena seguir viviendo).
-Muy fácil, The night, de Frankie Valli & The Four Seasons, concretamente la versión de 1975.
-No me lo esperaba. Magnifica canción. Eres una caja de sorpresas.